En el estudio de la Biblia de esta semana, reflexionaremos sobre el significado de la esperanza bíblica y lo que significa esperar en tiempos de desesperanza.
Mientras todos seguimos soportando el brote de COVID-19, se hace cada vez más difícil ser optimistas en cuanto a que las circunstancias cambiarán para mejor en un futuro próximo. Algunas comunidades pueden empezar a volver a la normalidad, pero está claro que la vida no volverá a ser como antes. Estos son tiempos difíciles para ser optimista.
Pero la historia bíblica nos invita a una forma diferente de ver la historia humana, desde un punto de vista de esperanza. En la Biblia, la esperanza se trata de esperar, no a que las circunstancias cambien, sino a Dios mismo. El carácter de Dios y sus promesas de rescatar y restaurar nuestro mundo son las únicas cosas que perduran de generación en generación. Así que la única opción que nos queda en tiempos de incertidumbre es cultivar la difícil virtud de la esperanza paciente en las promesas de Dios.
Muchas personas a lo largo de toda la historia de la humanidad han pasado sus vidas buscando un “lugar de descanso”; a veces buscan el descanso en algo físico, y a veces tratan de encontrar el descanso en un concepto.
En los Salmos, David medita sobre cómo, en tiempos de angustia e inestabilidad, Dios mismo es la única fuente de esperanza y descanso. Sea cual sea la gente que conspira contra él, sus planes son en última instancia, temporales y transitorios. Por el contrario, Dios se asemeja a una roca inquebrantable a la que David puede recurrir en su dolor y su ansiedad. Así que David elige simplemente esperar que Dios responda con un amor leal.
A veces nuestra angustia y ansiedad son causadas por circunstancias trágicas que traen pérdida o humillación. Es difícil no culpar a Dios, o al menos frustrarse con él. El poeta aquí se lamenta de que Dios haya permitido que tal dolor entre en su vida, pero no abandona la esperanza. Más bien, elige esperar pacientemente en anticipación a que Dios responda con un amor leal. Confía en que la aparente ausencia de Dios no es permanente sino temporal.
Pablo invita a los seguidores de Jesús a ver su propio sufrimiento y dificultad como una expresión del gemido de toda la creación sobre la muerte y la decadencia. Pero para Pablo, la resurrección de Jesús como rey de la nueva creación significa que toda la creación será liberada y restaurada algún día. Es sólo por la paciente espera y la resistencia que esta esperanza se convierte en dadora de vida mientras esperamos la redención de toda la creación.